Invitaciones de Boda
Las tarjetas e invitaciones de boda son uno de los elementos más importantes de la misma, suponen el primer vistazo de los invitados a lo que será el estilo de boda que vos y tu pareja planearon, tanto en cuanto a estética, colores, etc. como al nivel de formalidad que deseas para el evento. Así que ya ves que es una de las decisiones más importantes a tomar y se debe meditar bien, tienes mucho que investigar al respecto y miles de opciones y alternativas de diseño, precios, etc. por evaluar.
¿Cuando pedir las invitaciones?
Nuestro consejo es que no encargues las invitaciones hasta que no tengas la lista final y confirmada de invitados, alrededor de 3 o 4 meses antes de la boda. Mientras tanto y antes de que llegue el momento de hacer el pedido lo que puedes hacer es pensar en el diseño y estilo que te gustaría, modelo concreto de invitación etc. y cuando llegue la hora solo tendrás que hacer el encargo con el número concreto que invitaciones que quieres.
Se previsora
No encargues el numero exacto de invitaciones que necesitas de acuerdo al número de invitados, siempre pide 20 o 30 invitaciones más de las que realmente necesitas, es mejor que sobren que no que falten ya que hacer un nuevo pedido puede ser muy caro especialmente si es por pocas unidades. El motivo de tener de más es porque asi te previenes por si hay algún invitado de última hora, o simplemente para repartir como recuerdo entre conocidos o familiares.
Invitaciones de boda formales
Por muy original, divertida o fuera de lo corriente que sea una invitación de boda, ha de cumplir su función como tal así que debes asegurarte que incluya aquellas informaciones de rigor que no deben faltar en toda invitación como la fecha del evento, hora, lugar de la celebración, etc. Es conveniente que toda esa información se perciba bien, sea legible y la muestres de un modo más formal que el resto del contenido y presentación de la tarjeta.
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Consejos para favorecer la entrada de luz natural en tu casa
La luz natural aporta bienestar y energía, y ayuda a reducir la factura de electricidad (ya sea en calefacción, porque es fuente de calor, como en iluminación artificial). Lograr una casa luminosa es posible y resulta más fácil de lo que pensamos, entre las ventajas que esto implica podemos mencionar que a nivel decorativo, un espacio luminoso siempre parecerá mayor que uno más oscuro.
Cambiar el perfil de las ventanas puede incrementar la entrada de luz en varios centímetros en todo el marco. Sobre todo si son de aluminio, su espesor será menor, y por lo tanto regalarán una mayor superficie acristalada.
Una vez que la luz ha entrado en casa, lo que se trata es de multiplicarla. El color puede servirte de gran ayuda para conseguir este fin. Por lo general, el blanco y las tonalidades claras (como beige o crema) expanden más la luz, mientras que las oscuras la absorben. Al elegir un color determinado se debe tener en cuenta también el resto de colores con los que compartirá espacio.
Y es que un tono claro sobre uno oscuro parecerá más claro de lo que realmente es, y viceversa. Un truco es emplear el blanco para suavizar el efecto del resto de colores, y si no quieres equivocarte, lo más práctico es unificar todos los elementos en tonos claros de la misma gama.
Para que el espacio no quede demasiado monocromático, puedes añadir pinceladas de color con alguna tonalidad fría como verdes, azules o violetas, que además aportarán un agradable frescor. Los tonos anaranjados o rojizos proporcionan una luz cálida muy adecuada para zonas con poca luz natural, como recibidores o pasillos.
Si no quieres cambiar el suelo de madera, pero sí hacerlo más luminoso, tienes diferentes opciones como aclararlo con unos productos especiales elaborados a base de agua oxigenada, que permiten decolorar las maderas nobles y eliminar tintes. También puedes decaparlo o pintarlo con pinturas específicas para esta finalidades. En ambos casos es recomendable que acudas a un profesional.
Por último, debes buscar una distribución que permita una mejor circulación. Para ello coloca las piezas grandes y altas a la pared para dejar libres las ventanas. Frente a ellas ubica solo los muebles de respaldo bajo, y en la medida de lo posible orienta los asientos (sofás, butacas, etc.) hacia el exterior. Destina las zonas más luminosas a los ambientes principales, como salón y comedor, y favorece el paso de la luz con muros a media altura o librerías sin trasera.
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Muebles al Aire libre
Si tienes muebles de madera al aire libre, puedes mantenerlos como el primer día, siguiendo algunos cuidados específicos. Los que te proponemos son muy sencillos.
A la larga la lluvia, el calor, la luz del sol y la humedad pueden deteriorar lentamente los muebles de madera expuestos al exterior. Incluso, habiendo sido tratados previamente por el fabricante.
Barnices para madera
La mayoría combate los efectos de los rayos UVA y el moho, evitando que la madera se pudra o se decolore al exterior. Los más duraderos son los barnices fabricados para cascos de barco, o los especiales para madera en alta montaña.
Resinas y aceites
Se aplican en lugar del barniz, sobre la madera pulida, enriqueciéndola y embelleciéndola a mismo tiempo, ya que evitan que se seque y agriete. Muchos de los productos usados habitualmente como acabados para madera, resinas de color, betún de judea y anilinas, sirven también de protección, pero exigen un cuidado y atención constante.
Ceras
Las ceras también nutren, igualan y disimulan los arañazos y las imperfecciones. Además, algunas protegen al mismo tiempo contra la carcoma. Se presentan en color natural, o teñidas en tonos de miel a marrón. Si aplicas una cera conviene que el mueble esté bajo techo, como en un porche.
Pasta de relleno
Si la madera está ya agrietada por el efecto de la humedad o la lluvia, es necesario aplicarle alguna pasta específica de relleno, que repare y nivela imperfecciones. Son muy maleables, y se encuentran en distintos colores, desde el blanco al negro, pasando por todas las tonalidades de madera. Permiten luego la aplicación de cera, barniz o esmalte.
Anticarcoma
Los insectos xilófagos, como la carcoma, son otros enemigos irreconciliables de la madera, y es muy común que se encuentren en muebles y elementos de exterior. Para eliminarlos, debes recurrir a algunos de los numerosos productos insecticidas que ofrece el mercado. No son grasos y combaten insectos como algavaros, ictus y las mencionadas carcomas. Se venden en líquido en spray, y se aplican con una cánula o una aguja hipodérmica que debes introducir por los orificios que ha dejado el insecto. Luego puedes rellenar los huecos con una cera especial, que puedes encontrar en distintos tonos de madera.
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